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No hay emociones equivocadas

Al final del artículo de la semana pasada escribí que no hay sentimientos equivocados. Esta línea resonó en muchos de ustedes, e incluso algunos enviaron comentarios al respecto, así que, antes de seguir, quiero darles las gracias por leerme y compartir conmigo sus inquietudes. Me siento cada día más agradecida con la comunidad de bienestar que hemos formado.

Ahora, ¿a qué me refería con esas palabras?

Encontrando el punto de balance en tus emociones

Nuestro camino hacia el bienestar está lleno de emociones. Algunas de ellas son desconocidas, pero muchas otras son sentimientos que conocemos de sobra y que sabemos identificar muy bien.

Estos son algunos consejos para identificar mejor tu emoción y buscar ese punto de balance que ayudará a evitar que te sientas abrumado.

  1. Siente la emoción. Nota las sensaciones físicas que provoca; es decir, observa con atención la reacción de la emoción en tu cuerpo. Todas las emociones tienen su representación fisiológica. A veces con solo poner atención a estas reacciones es suficiente para que se calmen. Algunos ejemplos de estas reacciones son sentirse agitado, presentar temblor en las manos o cambios en la respiración, entre muchas otras.

Identificando mis emociones

No sé ustedes, pero hay días en los que estoy muy lejos de sentirme al cien. Identificar la emoción que esto despierta en mí —y si esta es negativa o positiva— me cuesta trabajo. Hace unos días escuché uno de mis podcasts favoritos donde hablaban precisamente de ponerle nombre a las emociones. Desafortunadamente vivimos en una cultura donde se nos enseñó que expresarnos no es adecuado y que puede ser una muestra de debilidad, así que, por consecuencia, identificar nuestras emociones puede convertirse en una tarea complicada.

Experimentar y expresar las emociones es una parte integral de la vida. Sin embargo, para muchas personas, las emociones son misteriosas, confusas y difíciles de expresar. A nadie se le da un libro de reglas emocionales; sin embargo, la sociedad, la comunidad, la cultura y el contexto tienen reglas no escritas sobre cómo y cuándo se nos permite sentir y expresar dichos sentimientos.

Después del Détox

Estas últimas semanas hemos hablado acerca de los programas de détox y su importancia para el óptimo funcionamiento de nuestro cuerpo, así que ahora hablaré de qué es lo que hay que cuidar al finalizar el programa que hayas elegido.

Una de las cosas más importantes es estar bien informado acerca de cómo volver a la “normalidad”, es decir, cómo salir del programa y comenzar a reintegrar los alimentos que eliminaste durante el mismo. Esta es una pieza fundamental del éxito y, sobre todo, es la clave para que después de un tiempo sigas disfrutando de los múltiples beneficios que tiene desintoxicarse.

¿Qué puedo esperar de un détox?

Cuando comenzamos un programa de détox existen factores a considerar. Partiendo de que ya elegiste un programa adecuado y que podrás recibir los beneficios que un détox trae consigo, debes tomar en cuenta que el cuerpo también comenzará a “luchar” por permanecer o regresar a lo que era antes. No es fácil quitar el sarro o el óxido de una parrilla que no lavamos constantemente, así que de la misma manera tu cuerpo no querrá, al inicio, cambiar. Te la va a hacer un poco difícil porque es más “cómodo” quedarse de la misma manera.

Cuando analices el détox que quieres hacer, y si es el programa adecuado para ti o no, toma en cuenta los síntomas que puedes esperar. Cabe aclarar que no siempre se van a presentar; eso dependerá de cómo reacciona tu cuerpo. Lo que sí es importante es que decidas qué harás sabiendo que existe una alta probabilidad de que experimentes uno o algunos de los siguientes efectos secundarios y/o reacciones:

Tipos de détox

Como veíamos la semana pasada, existe un sinnúmero de programas de desintoxicación que pueden ayudar a tu organismo a sentirse mejor y depurar todas esas sustancias nocivas que se van acumulando día con día. Estos son algunos de los más populares:

Détox de jugos. Este programa contempla el consumo exclusivo de jugos durante un periodo mínimo de un día, evitando cualquier alimento sólido. Idealmente se hace de jugos verdes hechos con la menor cantidad de frutas posible. Hay de 1, 3, 5, o hasta 7 días.