All in Healthy Lifestyle

Los 5 tipos de magnesio con más beneficios para tu salud

La estrella del día de hoy es el magnesio y esto es porque se trata de un mineral fundamental para el buen funcionamiento de los sistemas muscular, nervioso, cardiovascular e inmune. Para darte una idea, el magnesio interviene en más de 300 reacciones bioquímicas y 600 reacciones enzimáticas del organismo, por lo que muchos procesos vitales dependen de él. Estas son algunas de sus múltiples funciones:

  • Ayuda al mantenimiento del ritmo cardíaco

  • Regula las hormonas y los niveles de glucosa

  • Relaja los vasos sanguíneos, favoreciendo la circulación

  • Interviene en la correcta formación de huesos y dientes

  • Activa y relaja los nervios y los músculos

  • Participa en la creación de trifosfato de adenosina, el cual es vital para la obtención de energía celular

  • Es un catalizador de neurotransmisores, como la serotonina

  • Apoya la absorción de proteínas, carbohidratos y grasas en el proceso digestivo

  • Mejora la calidad del sueño

¿Cómo puedo definir mi concepto de salud?

Como vimos en el blog anterior, la definición de salud es muy particular y es diferente para cada persona. Todos somos únicos e irrepetibles, con necesidades muy específicas. Por ende, aunque compartimos ciertas características, la forma en la que percibimos la salud también es distinta.

Dicho esto, sé que definir nuestro propio concepto de salud y bienestar requiere trabajo: trabajo de introspección, de análisis, de prueba, y de tomarte el tiempo de conocerte mejor. Como guía, te propongo que empieces por revisar en qué lugar te encuentras actualmente en referencia a estos factores que conforman la salud:

Creando tu propia definición de bienestar

Durante todo este tiempo en el cual nos hemos hecho compañía —algo que agradezco y que es mi gran motivación—, estoy segura de que tus definiciones de bienestar y salud han ido evolucionando.

Cada día tengo más claro que estar sano no es lo mismo que no estar enfermo. Para mí, se trata de vivir en un estado de bienestar, sintiéndome llena de energía y en plenitud. Con esto no quiero decir que siempre tengas que estar bien, pero sí que la balanza debería inclinarse mayormente hacia ese lado y que, cuando te desvías un poco, es vital saber muy bien cómo “regresar” a tu centro.

Así es como este tema ha ido evolucionando para mí. Entre más aprendo y comparto información, más entiendo la importancia de numerosos factores y lo mucho que estos influyen de manera directa e indirecta en mi bienestar. Sin duda se trata de un área que va cambiando, así como nosotros y nuestros cuerpos van modificándose, también.

Escuchando a nuestro cuerpo de forma consciente

Cada día veo cómo nuestra comunidad es más consciente de que el bienestar es un proceso con altas y bajas, y que cada día tenemos la opción de tomar las decisiones que nos ayudarán a lograr nuestros objetivos.

Hoy quiero compartir contigo esta lista de las cosas que me gusta observar de forma consciente, ya que sé que sus efectos influyen mi día a día:

Consejos para manejar la preocupación excesiva

Un proyecto complicado, una cita con el doctor, o incluso una plática pendiente puede ser razón suficiente para preocuparnos de manera excesiva y sentirnos intranquilos. Aun sabiendo que eso no es sano, hay cosas que sentimos que no podemos soltar.

Aquí entra la pregunta: ¿cómo puedo preocuparme menos? Bueno, aunque parece que no es una tarea fácil, estas son algunas sugerencias que pueden ayudarte a conseguir la paz:

No dejo de preocuparme, ¿qué me está pasando?

Preocuparse es prácticamente inevitable. Ocurre de forma natural como respuesta ante un problema existente o potencial que nos causa ansiedad e incertidumbre. Puede considerarse un mecanismo de defensa que tiene su razón de ser, pero que hay que saber manejar.

Como seres humanos, y desde tiempos ancestrales, hemos tenido que resolver los problemas que se nos presentan. Para ello, recurrimos a las vivencias del pasado que nos han enseñado algo, pero nos inclinamos hacia la rumia, que es darle vueltas a un pensamiento, a una idea, o a un posible problema de manera reflexiva y que involucra el arrepentimiento o la autocrítica, o vemos a futuro, lo que puede ser en sí la preocupación, que genera estrés y malestar si es excesivo.

El poder analizar qué hemos hecho en el pasado para resolver un problema y anticiparnos a lo que puede pasar es lo que muchas veces nos saca delante, como si fueran nuestras herramientas. Sin embargo, el problema de preocuparse comienza cuando se convierte en algo obsesivo y excesivo, donde caemos en una espiral de negatividad, con pensamientos catastróficos que solo nos hacen daño y nos quitan la paz.