Cómo preparar una buena taza de té de jengibre fresco

Hoy quiero compartir contigo la forma en la que a mí me gusta hacer el té de jengibre fresco, una de las recetas más solicitadas por mis clientes y lectores.

El jengibre tiene tantos beneficios que recomiendo tenerlo siempre disponible en casa. Sus poderosas propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y antimicrobianas hacen de él un gran aliado en tu vida diaria.

Se ha utilizado tradicionalmente como remedio para la náusea, el vómito, el resfriado, la gripe y el dolor. También ha sido sujeto de estudios, ya que ayuda en el tratamiento de muchas afecciones, como la presión arterial alta, el colesterol alto, la diabetes, varios tipos diferentes de cáncer, enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson, y otras más.

Mi consejo es que siempre optes por los ingredientes naturales, usando solo la raíz de jengibre y no los tés que venden en forma de bolsitas.

Cómo ser amoroso con uno mismo

En respuesta al artículo de la semana pasada, muchos de ustedes mostraron interés por saber cómo se ve el amor propio en la práctica, así que hoy ahondaremos un poco más en este tema que considero esencial.

Sin duda, la capacidad de hacerte responsable de manera amorosa y tener límites saludables contigo mismo es una de las mejores formas de practicar el amor propio de forma tangible. Cabe destacar también que el amor propio, un amor incondicional, te permite tratarte a ti mismo de forma amorosa, incluso cuando te decepcionas a ti mismo.

No te da necesariamente la libertad de hacer lo que sea, pero sí te ayuda a enfrentar miedos, buscar apoyo para trabajar en comportamientos de auto-sabotaje, esforzarte por tomar riesgos saludables, profundizar para sacar lo mejor de ti mismo, y ser honesto cuando te arrepientes de una acción o cuando tomas una mala decisión. Todo esto cae en la categoría de responsabilidad.

Con amor propio, todo lo anterior se puede lograr sin vergüenza ni juicio. La simple conciencia y un sentido de responsabilidad amorosa hacia ti mismo serán la clave. Tomando esto en cuenta, quiero compartir contigo estos consejos que pueden ayudarte a ponerlo en práctica más fácilmente:

Celebremos el amor todos los días

En relación con el tema que nos rodea esta semana, quiero aprovechar la oportunidad de hablar con ustedes sobre los beneficios que el amor hacia nosotros mismos, también conocido como amor propio, tiene en nuestro bienestar y nuestro estilo de vida saludable.

Quizás sea por la forma en la que se nos enseñó lo que es el amor (en la que se nos decía que el ponernos a nosotros mismos como prioridad era egoísmo y no necesariamente amor propio) que la sociedad ha normalizado el poner a todos y a todo lo demás como prioridad en nuestra vida, dejándonos así a nosotros mismos en último lugar, o bien, haciendo a un lado el impacto que el anteponer a otros puede tener en nuestra propia salud.

Afortunadamente, esto ha ido cambiando y cada vez se habla más de la importancia de priorizar el amor propio, de cuidarnos, de la importancia de estar bien y, sobre todo, de aceptar que lo merecemos.

Practicando el ayuno intermitente

Hace unas semanas recibí un correo en el que un cliente me preguntaba si podía enseñarle a realizar el ayuno intermitente. Su intención era bajar de peso, ya que ha visto que esta práctica se promueve en muchos sitios con esa “promesa”. También mencionaba que ha intentado hacer el ayuno en varias ocasiones, pero que no le ha funcionado porque siempre le daba hambre, o porque se esforzaba en aguantar las horas que se había propuesto y luego, al entrar en la “ventana” de poder comer, se comía todo lo que encontraba a su paso.

La respuesta a mi cliente fue que primero tenemos que aprender a comer y después podemos empezar a ayunar. ¿A qué me refiero con esto? A que si bien el ayuno es una gran herramienta de bienestar (de hecho, es una de mis favoritas), es imperativo aprender primero cómo y qué comer en nuestros momentos de des-ayuno para que este sea verdaderamente efectivo.

¿Qué alimentos son adecuados para eso y por qué? ¿En qué cantidad? ¿Con qué vamos a nutrir a nuestro cuerpo para que pueda desarrollar sus funciones de manera adecuada? Hay que tomarnos el tiempo de revisar nuestros hábitos, los productos que tenemos al alcance, nuestro estilo de vida, nuestro estado físico y nuestra salud.

La magia de observar el proceso

Hace unos días leí esta frase: “Nada en la naturaleza florece todo el año”, y me pareció un principio muy sabio que aplica en muchas situaciones. Cuando pensamos en la naturaleza, es muy normal comprender que cada etapa de un proceso existe para servir un propósito; por ejemplo, si no hubiera invierno, entonces la primavera o el verano no serían lo que son.

Hoy quiero invitarte a que observes la naturaleza y lo mucho que aprendemos de los ciclos que ella maneja. Sé paciente con tu proceso y con la etapa en la que estás. Vivimos con mucha presión, proveniente de los diferentes medios que están a nuestro alcance, y eso nos hace creer que un logro solo es adecuado si es perfecto e inmediato, cuando en la realidad parte del encanto proviene de cada una de las etapas que vives hasta llegar a tu objetivo.

El arte de hacer la ensalada ideal

Comenzaré por recalcar que el consumir más vegetales en nuestra dieta es, sin duda, una gran ayuda para que nuestro cuerpo pueda obtener los nutrientes, las vitaminas, los minerales y la fibra que necesita para una óptima realización de sus funciones. Sin embargo, una parte de la cultura de la alimentación que se ha estereotipado como saludable es el consumo de ensaladas en nuestro día a día, y eso no siempre es así, pero ¿por qué pasa esto?

La ensalada es un básico que claro que debemos incluir. Quizás has escuchado la frase de asegurarnos de consumir “el arcoíris” en nuestro plato; bueno, pues básicamente eso se refiere a darle a tu organismo una variedad de colores por medio de las diferentes frutas y verduras que consumimos. Sin embargo, es muy importante que pongamos especial atención a los productos que normalmente integran las ensaladas a las que tenemos acceso, ya sea en restaurantes, comedores, o tiendas, como los supermercados.