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Reflexiones de mi cumpleaños 53

Hace unos días celebré mi cumpleaños número 53, y al mirar hacia atrás en este último año, no puedo evitar sentirme profundamente afortunada. La celebración no solo fue un momento lleno de alegría, sino también una oportunidad para reflexionar sobre el camino recorrido, los desafíos enfrentados y las infinitas razones por las que dar gracias.

Este año, estuve rodeada de personas que son, sin lugar a dudas, pilares fundamentales en mi vida. Familiares, amistades y seres queridos se unieron para compartir momentos que quedarán para siempre grabados en mi memoria. La vida nos sorprende constantemente con regalos que no son tangibles: una sonrisa sincera, una conversación significativa o el simple hecho de estar presente con quienes amamos.

No puedo negar que este ha sido un año retador. Como todo en la vida, hubo momentos de incertidumbre, decisiones difíciles y situaciones que me pusieron a prueba. Sin embargo, cada desafío vino acompañado de una lección valiosa. Aprendí a confiar más en mí misma, a ser resiliente y a encontrar fuerza en los momentos en los que parecía que no quedaba nada más por dar.

Una vuelta más al sol

Sí, hoy celebro mi cumpleaños y me llena de emoción y agradecimiento el poder compartirlo contigo. Hace unos días, al pensar en cómo me sentía este año y en cómo me gustaría celebrarlo, me di el tiempo de analizar lo que habían sido los últimos 12 meses y sin duda me sentí muy plena; incluso podría decir que me siento rebasada por un profundo sentimiento de agradecimiento por todo lo que he vivido este año.

Sé que a veces usamos frases que pueden parecer muy trilladas o hasta vacías; es por esto que en las últimas semanas buscaba la forma de expresarme y creo que lo que más resonó en mí es lo maravilloso que es poder vivir de forma auténtica, plena y apasionada. Con esto no quiero decir que todo en mi vida está bien, que no hay cosas complicadas o que todo sale como me gustaría que saliera, sin embargo, considero que vivir de forma auténtica abarca todo eso.

Agradeciendo mi luz y mi sombra

Nuevamente estamos en esa época del año en la que se celebra el día de acción de gracias en algunos países y, como ya lo he platicado en otras ocasiones, es una práctica que en lo personal disfruto y que me permite conectarme de forma más consciente con las cosas que agradezco en mi vida.

Hace unos meses asistí a un retiro llamado “Tu luz y tu sombra”. En otro blog te platicaré más sobre esta gran experiencia de vida y del ser tan mágico que fue la guía durante el mismo, pero en esta ocasión quiero hacer hincapié en la relación que tiene este retiro con el tema de hoy: la gratitud.

Agradecer se ha vuelto tendencia dentro de las diversas áreas que abarca el bienestar. De hecho, se considera una importante herramienta para la salud emocional y mental. Sin embargo, esta práctica tiende a tener siempre una connotación positiva, lo que conlleva el peligro de caer fácilmente en la “positividad tóxica”.

Es mi cumpleaños

Sí, hoy cumplo un año más de vida y me siento muy feliz de poder celebrarlo con ustedes nuevamente. No puedo negar sentir que los últimos 12 meses han pasado volando. Este ha sido un año intenso para mí porque tuve varios proyectos que sucedieron de manera simultánea y eso me hizo sentir un poco saturada. Sin embargo, al verlos ahora en retrospectiva, estoy segura de que me ayudaron a fortalecer y consolidar esas decisiones de las que hoy me siento más tranquila.

Este año me permitió crecer y reconectar con las áreas de mi vida que más disfruto y me hacen sentir plena; las mismas que son mi pasión y que me ayudan a desarrollarme, aprender y crear.

También fue un año de transformación y procesos nuevos; de análisis, ajustes y cambios. Algunas decisiones no son sencillas de tomar, pero hacerlo de forma consciente me da la tranquilidad de decidir lo mejor con base en los elementos que tengo disponibles en el momento.

Volviendo a mi centro

No sé si a ti te pase esto, pero hay días en los que siento que necesito hacer un reajuste, analizando dónde estoy y cómo me siento, para volver a mi centro. El ritmo del día a día, la carga de trabajo y llevar una agenda saturada, mientras trato de balancear todas las cosas que son importantes para mi bienestar (como el ejercicio, el trabajo, los proyectos, la casa y la vida social), puede resultar agobiante.

Y es que a veces, por más que me organice, la vida sucede y mantener el orden es insostenible. Comienzo a sentirme “fuera de mi elemento” y regreso a rutinas o hábitos que ya tenía descartados (esas cosas que el caos, por inercia, puede detonar fácilmente en mí).

Un pensamiento para despedir el 2022

El cierre de un año y el comienzo de uno nuevo puede significar algo diferente para cada persona. Mientras unos lo ven como una oportunidad para agradecer lo aprendido y reforzar sus objetivos, otros lo ven como una presión enorme de “reinventarse”, acompañada de una larga lista de nuevos propósitos o cosas por cambiar.

La vida calculada en metas sociales es muy pesada. La sociedad dicta qué deberías ser o no ser conforme vas creciendo y te va poniendo metas a cumplir: a los 20 debes ser/tener esto, a los 30 debes ser/tener esto otro, pero, ¿y qué pasa si tu vida no es así? Pues que esa imposición crea un sentimiento de “fracaso” o de que algo está mal, y la cosa no va por ahí.