All in Healthy Lifestyle

Gracias, Cuerpo: Un Merecido Tributo

Hace unos días se celebró el Día de Acción de Gracias, el cual, como ya he platicado en varias ocasiones, es una de esas fechas que nos permite hacer una pausa de manera consciente y agradecer lo que tenemos.

Este año no fue la excepción y me di tiempo para mí —un momento de reconexión y de análisis conmigo misma— y, sin haberlo decidido de esa forma, me di cuenta de lo enormemente agradecida que estoy con mi cuerpo y lo que eso conlleva.

¿A qué me refiero con esto? A que no le damos el valor que merece. De hecho, muchos de nosotros mantenemos una relación compleja con él, ya sabes, de juicio, de no aceptación, de frustración y hasta de reproche. No estamos conformes con él, lo ignoramos, decidimos por él, a veces incluso lo callamos y decidimos no escucharlo, y bueno, todo el tema del enojo y del reclamo es muy, muy fuerte.

Abrazando el caos

Uno de los retos más grandes que enfrentamos día con día es poder dedicarle tiempo a nuestro bienestar dentro de nuestras saturadas agendas, y es que puede parecer simple, pero asignar una hora para hacer ejercicio o tiempo para cocinar en casa requiere de organización y tiempo que, a veces, simplemente no tenemos.

No es solo que no tengas nada en tu refrigerador o que tu jornada de trabajo se haya intensificado y ahora tengas que dedicarle más horas, sino que también tu nivel de estrés está en ese límite en el que sabes que va a repercutir en tu rutina y en tus hábitos de la semana —y ni hablar de los sentimientos que todo eso te provoca.

Nuestra salud se construye día a día

Muchas veces, cuando hablo con mis clientes sobre qué es la salud, surgen muchas definiciones diferentes: algunas correctas y otras no tanto. Es por esta confusión tan común que en este blog hemos enfatizado en varias ocasiones que el estar sano no significa lo mismo que no estar enfermo. Sabemos que la salud no se define solamente como una ausencia de enfermedad, sino que abarca muchas áreas de nuestra vida y que es una clara consecuencia de nuestras elecciones.

El poder definirnos como personas saludables involucra factores como la presencia de energía sostenida, la claridad mental, la resiliencia y, sobre todo, el tener un cuerpo que realiza sus funciones de manera óptima; una pieza clave para nuestro crecimiento y evolución.

Con esto en mente, es imperativo darle importancia a todas esa acciones que realizamos cada día y que están encaminadas a un fin mayor, que es nuestro bienestar integral. Cada bocado, cada noche de sueño y cada elección consciente que haces hoy construye la base de la vida que vivirás dentro de 20, 30 o hasta 50 años.

Una reflexión para iniciar bien la semana

Ayer recordé unos artículos que compartí hace tiempo y pensé en compartirlos de nuevo hoy, y es que hay días en los que creo que la forma más simple de ver nuestra evolución es observar todos esos pequeños avances que hemos logrado con el paso del tiempo. Ellos me hacen darme cuenta de que nuestro desarrollo tiene muchos matices y que no hay solo una “meta” a seguir.

A medida que he avanzado, me he vuelto más consciente y he aprendido a:

No todas las grasas son tus enemigas

Tal vez no lo sepas, pero no todas las grasas son iguales. Para muchos, las grasas son lo peor que hay y las ven con malos ojos, pero la realidad es que su consumo es necesario para que tu organismo realice sus funciones apropiadamente.

En realidad, el problema son las grasas de baja calidad, ya que estas pueden hacer que las membranas celulares se endurezcan, lo que causa que el funcionamiento de tus células sea más lento y que se inflamen con mayor facilidad.

Por esto es muy importante aprender a reconocer los tipos de grasas que existen. Las hay buenas, dudosas y nocivas. Lo malo es que muchas veces seguimos viejas costumbres sin pensar mucho en lo que ingerimos, algo así como una herencia de malos consejos que hemos escuchado durante décadas.

¿Cómo puedo incorporar la alimentación intuitiva en mi estilo de vida?

Entre las preguntas que muchos de ustedes me hacen de forma frecuente siempre surge el cómo practicar la alimentación intuitiva. Creo que es una de las cosas en las que se necesita una buena guía, pues en ocasiones no se entiende bien cómo gestionar esa “libertad” de escoger los alimentos o eliminar aquellos que no son la mejor opción para el organismo. Incluso, algunos terminan por dar el tema por zanjado y deciden simplemente no consumir tal o cual cosa, sin pensarlo mucho.

Sé que no siempre es sencillo tomar decisiones. Nuestra alimentación se crea en función de muchos factores; hay veces en las que nuestra hambre es emocional y algunos antojos pueden ser el resultado de exceso de estrés, emociones, preocupaciones, aburrimiento, u otras causas.