Celebra tus logros

Celebra todos y cada uno de tus logros, porque solo tú sabes lo que hay detrás de ellos.

¿Cuántas veces logramos algo y, por sentir que no es algo digno de un premio, no le damos el valor que merece? Parte de nuestra cultura, de basarnos en grandes metas y logros, vuelve casi intrascendentes los “pequeños” pasos que nos llevan a realizarlos.

Enfatizo la palabra “pequeños” porque, de cierta forma, eso es lo que creemos que son: los calificamos como “no importantes” y los privamos del valor que verdaderamente tienen. Sin embargo, una gran parte de esos logros “menores” constituyen la base sobre la que las metas mayores pueden ser construidas.

Sana distancia

Ya sé, solo leer el título nos hace pensar en lo que para muchos no ha sido una etapa fácil debido al COVID, pero poco a poco hemos ido recuperando la posibilidad de compartir tiempo y espacio con muchas personas a quienes durante meses no pudimos ver ni tocar. Me gustaría ahondar un poco en esto.

Considero que mantenernos alejados ha sido una práctica muy compleja para todos. Durante meses se nos dijo que tener contacto con otras personas era algo peligroso, que lo mejor que podíamos —o debíamos— hacer era guardar “sana distancia”, y que eso, literalmente, nos salvaría la vida. Esto, como era de esperarse, ha tenido un efecto en todos nosotros.

¿En qué consiste la salud?

Conforme hemos ido aprendiendo y familiarizándonos más con la definición de bienestar, considero que también nos ha quedado más claro que la definición de salud va mucho más allá de una simple “ausencia de enfermedad”. ¿A qué me refiero con esto? Pues a que el no estar enfermos no significa que seamos personas sanas.

Nuestro bienestar se ve impactado por muchas áreas, incluyendo lo que pensamos, lo que sentimos, nuestra capacidad física o de movilidad, la alimentación, las amistades, las relaciones personales, el trabajo, el descanso, cómo aprovechamos nuestro tiempo, lo que aprendemos, nuestros momentos creativos, y muchas cosas más.

Las deficiencias en vitaminas y minerales más comunes entre las mujeres

Hoy me gustaría hablar acerca de los suplementos y las vitaminas que las mujeres deben consumir cada día y cómo saber cuáles son los más importantes. Este tema surge constantemente en mis sesiones y considero que es de suma importancia en el camino al bienestar de cada una de mis clientas.

Partiendo de la premisa de que ya conocemos la importancia de consumir alimentos reales (y no los productos fabricados con infinidad de químicos que han sido alterados en sabor y color, entre otras cosas), considero que es fundamental complementar nuestra alimentación mediante suplementos.

Es un hecho que los alimentos naturales ya no cuentan con todos los nutrientes esenciales que antes proporcionaban; esto se debe al uso de pesticidas y tierra de baja calidad en los cultivos, agua sin los minerales adecuados, animales no alimentados con pasto, y muchos factores más.

La dieta Paleo

En el blog de la semana pasada mencioné este tipo de alimentación y recibí varias preguntas solicitándome más detalles al respecto, así que hoy te platicaré más sobre este estilo de vida.

La dieta paleolítica, también conocida como dieta Paleo o primal, tiene sus raíces en la creencia de que apegarse a los alimentos que nuestros antepasados cavernícolas habrían comido conduce a una salud óptima. Esto incluye el consumo de carne, pescado, verduras, frutas silvestres, huevos, nueces y más.

El objetivo del enfoque Paleo es consumir aquellos alimentos que los hombres de las cavernas consumían hace millones de años, antes del cultivo de granos y legumbres, y mucho antes de la invención de los alimentos procesados y envasados. Según los defensores de la dieta Paleo, si un hombre de las cavernas no comía cierto alimento, entonces la gente moderna tampoco debería comerlo.

¿Cómo nos relacionamos con la comida?

Ya hemos platicado de la importancia de observar nuestros hábitos alimenticios. Gran parte de la conexión que creamos con la comida está relacionada con nuestras emociones y sentimientos. Cuando comemos o buscamos ciertos alimentos, no solo estamos buscando alimentar nuestro cuerpo para que pueda realizar sus funciones, sino que, al mismo tiempo, buscamos o incluso necesitamos el “confort” y el alivio que ciertos alimentos o productos nos proporcionan.

Esta conexión se genera en nuestro cerebro y sistema nervioso desde que somos pequeños; de una u otra manera, la comida ha formado parte de nuestro círculo vital y de cómo nos relacionamos con las emociones. Por lo tanto, tomar conciencia de estos comportamientos —es decir, los pensamientos y emociones que engloban—, nos ayuda a distinguir patrones de alimentación, a poder analizar y detectar hábitos no alineados con nuestro objetivo de bienestar, y a desarrollar una relación más consciente tanto con la comida como con uno mismo.